jueves, 3 de diciembre de 2015

Cuento para leer a niños de 6 y 7 años

Paquito, el niño que tenía miedo a los perros

 
  Erase una vez un niño que se llamaba Paquito. Era un niño de seis años, bajito, con el pelo negro que vivía con sus papas en una casa del campo. Todas las tardes, después de hacer los deberes, Paquito salía al campo a jugar con todos sus amigos y amigas. Jugaban al pilla-pilla, a la comba, a ser animales, a hacer carreras de caracoles, y sobre todo, al escondite. A Paquito le encantaba jugar al escondite. Se escondía detrás de las papeleras, debajo de las plantas y también trepaba los arboles como los monos para esconderse arriba.

  Paquito era un niño que amaba la naturaleza, le encantaba el campo y los animales. Pero había un animal que no le gustaba nada y que le daba mucho mucho miedo: Los Perros. A Paquito le daban mucho miedo los perros. Le daban tanto miedo que un día estaba jugando al escondite y mientras estaba escondido detrás de una papelera apareció un perro muy grande, y a Paquito le dio tanto miedo que salió corriendo y se hizo pis encima. Después, se fue corriendo a su casa a cambiarse de ropa para poder seguir jugando otra vez.

  Por las mañanas, Paquito se iba al colegio solo porque estaba al lado de su casa. Sin embargo algunos días mientras iba de camino al cole, Paquito se encontraba con un perro negro que le ladraba mucho y tenía cara de malo. Paquito lo pasaba muy mal, no sabía si pasar o no. Un día, el perro le ladró tanto que Paquito volvió corriendo a su casa llorando a pedirle a su mamá que le acompañase. Su mamá le acompañó, pero le dijo que ese perro era bueno, que solo quería jugar, que los perritos cuando querían jugar movían la cola hacia los lados y aquel perro lo hacía, por tanto era bueno. Y que al día siguiente Paquito tenía que ir solo al cole otra vez. Pero Paquito seguía teniendo miedo y no quería hacer caso a su mama. Quería pensar que ese perro sí que era malo y que sus papas no lo entendían.

  Ese mismo día, por la noche, a Paquito se le cayó un diente durante la cena. Su papa, le dijo que por la noche vendría el ratoncito Pérez a traerle una sorpresa. Al día siguiente, Paquito se despertó rápidamente para ver si el ratoncito Pérez le había traído algo. Miró debajo de su almohada, pero no vio nada, miro encima de su mesa y tampoco vio nada. Paquito se puso triste porque el ratoncito Pérez no le había traído nada. La mama de Paquito le llamó para que fuese a la cocina a desayunar y de repente cuando Paquito llegó a la cocina vio una enorme bicicleta superchula, mountain bike y con unas ruedas muy gordas para ir muy rápido. A partir de ahora, el perro ya no podría molestar nunca más a Paquito porque podía ir al colegio muy rápido en su bicicleta mountain bike y el perro no podría correr tan rápido.

  Y así, Paquito muy contento iba al colegio todos los días en su bicicleta nueva olvidándose del perro y sin pasar ningún miedo.

  Semanas después, una mañana Paquito fue a coger su bicicleta para ir al colegio, con la sorpresa de que una de las ruedas estaba pinchada. Paquito entonces se dio cuenta de que ese día le tocaba al cole andando y pasar por donde el Perro. Entonces, Paquito salió andando de casa con su mochila teniendo cada vez más  y más miedo. De repente, escucho unos ladridos de Perro que se iban acercando cada vez más. Finalmente, eran los ladridos del perro negro del que, esta vez, Paquito ya no podría escapar.
Cuando el perro llegó hasta donde estaba Paquito, comenzó a ladrarle y Paquito tenía tanto miedo que se quedó paralizado. De repente, Paquito vio un palo en el suelo y se agachó despacito para cogerlo. Después lo tiró muy muy lejos y el perro fue corriendo a toda velocidad a por el palo. Entonces Paquito aprovechó para salir corriendo y escapar. Sin embargo, el perro logró recuperar el palo y volver hasta alcanzar de nuevo a Paquito. El perro le devolvió el Palo a Paquito para que este se lo volviese a lanzar. Paquito en ese momento comprendió que el perro no era malo, y que solo quería jugar con él. Sin embargo, Paquito seguía teniendo miedo porque él nunca había jugado con un perro. Paquito volvió a coger el palo y se lo volvió a tirar. El perro salió corriendo a por el palo y volvió otra vez. Poco a poco Paquito fue aprendiendo a jugar con el perro, a acariciarlo y a no tenerle ningún miedo. Al final el perrito se fue con su dueño que le estaba buscando.


  A partir de ese día, Paquito pudo ir tranquilo al colegio todas las mañanas.

Este cuento lo escribí hace una semana con la idea de contárselo a los niños del aula 1ºA del colegio Giner de los Rios, en vallecas. Con él, a parte de que desfrutasen de su lectura, pretendía también trabajar la comprensión lectora. En un primer momento me pareció un poco largo y tenía dudas de si era adecuado o no. Sin embargo, a la hora de leerlo, lo leí despacio y variando el tono de voz para crear expectación. Finalmente el cuento fue todo un éxito ya que toda la clase prestó atención al cuento durante toda su lectura y 1 hora después se les hizo unas preguntas sobre el cuento y toda la clase las supo responderlas correctamente.

Después de hacer las preguntas surgió la ocasión de hablar con los niños sobre estos animales, preguntar quienes tenían perro, a quienes les daban miedo, como sabían cuando querían jugar  y cuando era mejor no acercarse etc

1 comentario:

  1. Muy bonito, Carlos, te lo anoto como voluntario. Pero me da pena que lo hayas utilizado para trabajar lo que tú llamas "comprensión lectora". En primer lugar, porque si lo leíste tú, no hay comprensión lectora, sino comprensión oral (no lo han leído ellos, lo han escuchado) y, en segundo lugar porque, como aún no hemos visto el tema sobre la comprensión lectora, me temo que las preguntas fueron de memoria inmediata y no de comprensión propiamente dichas.

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